Muchos días me pregunto
cómo lo haría si no hubiera decidido portear…
Tenemos un cochecito super manejable y versátil que va perfecto. Pero, aunque tengo el Ferrari de los cochecitos, siempre me he sentido muy limitada cuando lo uso. Mi compañero se ríe de mí, y dice que soy un peligro al volante.
Personalmente, desde que
probé el porteo, siempre lo he preferido antes que coger el cochecito.
Cuando Arnau era
pequeñito, se echaba a llorar a la que te lo separabas del cuerpo. Y a mí, se
me hacía un mundo verlo llorar. Que sufrimiento! Salía con el niño en el
cochecito y el fular pre-anudado para cuando lo pudiera necesitar. Casi siempre
acababa paseando el cochecito vacío y con el niño dentro del fular.
Tranquilito. Con el tiempo dejé de coger el cochecito. Sólo en momentos muy
concretos. Pero siempre con el portabebés a punto para hacer el relevo.
A Arnau siempre le ha
ido muy bien estar al aire libre. Y, a día de hoy, puedo decir que, en un año, hemos
salido a pasear cada día. Mañana y tarde. A disfrutar del solecito o de la
lluvia con su tic-tic-tic sobre la lona del paraguas. Veo a madres ajetreadas que,
en esos días de lluvia, necesitan salir por algún motivo y las ves sufriendo
para mantener el paraguas agarrado y conducir el cochecito al mismo tiempo. Y
el niño dentro de ese plástico que, a mí, siempre me ha dado cierta claustrofobia
y me recuerda a ET. Con el portabebés compartimos paraguas y disfrutamos de la
lluvia y sus olores y sonidos.
A medida que ha ido
pasando el tiempo, he visto que he podido ir casi por todas partes, sin
preocuparme de la accesibilidad.
Otra cosa que imagino
imposible con un cochecito, es el camino de ronda que hicimos este verano de
Sant Pol a Sant Feliu de Guíxols. También hemos ido a diadas ‘castelleras’ de
nuestro pueblo. Disfrutando de las vistas y sin sufrir por la aglomeración de
la plaza. Al mercado sin atropellar a nadie! #saveespinillas. Pasacalles de
fiesta mayor. Sacar a pasear a los perros, y mil circunstancias más en las que,
sin el porteo, no podríamos disfrutar.
Y vosotros? En qué
momentos habéis agradecido tener el portabebés a mano?
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